5 preguntas a relajaelcoco
Desde un rinconcito de Madrid, relajaelcoco -con Francesco y Pablo al timón- dibuja, juega y se ríe constantemente incluso de su propia sombra. Este estudio de diseño no para. Literalmente. Su filosofía de vida es su punto fuerte. Son felices por naturaleza y eso se nota en su trabajo. Si pudieran, vivirían y trabajarían en una caravana. Pero de momento, el roaming es el culpable. Aparte de unas infografías de la hostia y un estilo muy personal, lo que más nos gusta de ellos es que desprenden muy buenas vibraciones con las que están conquistando hasta los samuráis más duros. Pero sobre todo, que nos invitaron a un zumo de frutas naturales exquisito. Eso no se olvida. Gracias, Francesco, Pablo, Lorenzo y Javi por regalarnos una mañana tan divertida. ¡tenemos muchas ganas de escucharos el 28 de octubre durante las conferencias de la 3ª edición de Brief Festival, en Conde Duque!
Pablo: Espero que no nos preguntéis nada por lo que os tengamos que aniquilar después.
¿Cómo es un día en vuestro estudio? ¿Qué se vive?
No lo tenemos claro todavía. Empezamos con un montón de drogas. Toneladas. Desayunamos setas, jaja no, en serio. Digamos que empezamos tarde. No somos personas que madrugan. No va con nuestro estilo de vida. El levantarnos a las 8 de la mañana, hacer una hora de gimnasio, desayunar fuera… No. Somos más de los de matar dragones a la 1 de la mañana en la Play y luego decir, ¡hostias!, que mañana curro. O decir, ¡buah! Unas cervezas ahora vendrían bien y claro, estamos aquí en Malasaña y entonces pues acabas tarde.
También depende del día. Generalmente intentamos trabajar 8 horas, pero en las 8 horas cabe de todo, una hora para comer, una hora para jugar, que eso es algo necesario para que todo fluya. Es necesario porque además necesitamos saber quién es el peor al Rocket League, que es al que le suelen tocar las peores tareas luego. Hay que ganarse el pan de cada día. Lo de levantarse temprano o tarde para nosotros es esencial. Tú te tienes que levantar diciendo: „estoy bien, estoy a gusto, voy a currar“. No al revés: „joder, qué mierda que me tengo que levantar, tengo muchas cosas que hacer“. Es terrible pensar así. La cosa ya empieza mal.
Otra cosa que no solemos hacer es hacer reuniones entre nosotros. Hay empresas que se reúnen cada dos por tres, pero nosotros intentamos no hacer reuniones. Porque ya hay muchas reuniones con clientes y si metemos reuniones de equipo, eso es ya un desfase. No nos reunimos mucho porque cada uno sabe exacta y precisamente lo que tiene que hacer. Con Francesco sí que hablamos constantemente porque es el que gestiona los proyectos. Entonces, digamos, que durante la jornada de trabajo cada uno está en su sitio trabajando y cuando quiere dejar de currar, pues deja de currar y se viene a jugar a la Play. También nos gusta bajar a comprar al mercado lo que vamos a comer ese día. Siempre hay alguien que está cocinando en el estudio.
Hay música constantemente. Este equipo de sonido tira mucho. Menos mal que no hay vecinos, ni arriba, ni abajo, y menos mal que ahí hay una familia de chinos muy comprensivos. Podemos hacer lo que queramos y es lo que hacemos. Escuchamos tanta música que jodemos un altavoz cada tres meses. Para nosotros es importante escuchar mucha música y también no establecer una rutina. Hacer que todos los días sean distintos. Establecer una rutina mata la creatividad.
Nuestro día a día es un poco raro. No podemos trabajar en estudios de coworking porque acabamos volviendo a todos locos. Empiezan a pensar que no hacemos nada y que no trabajamos porque a lo mejor estás aquí tumbado viendo series dos días para despejar la mente y luego el trabajo que harías en dos días lo haces en dos horas. Y la peña piensa que no curras. O empezamos a poner música súper alta. Es viernes y ponemos bacalao negrata del futuro y la gente se vuelve loca.
¿Tenéis algunos proyectos molones en que os encantaría participar?
Pues mira, (Pablo se acerca a la grabadora para que esto se escuche muy muy bien). Si alguien quiere hacer esto, nosotros lo hacemos muy guay y con más ganas que otros proyectos. Queremos hacer la identidad de un restaurante, con sus servilletitas, sus camisetas, las cartas, las paredes, infografías para explicar cómo se hace la mantequilla súper hipster ahumada con rabo de toro.
Os va el rollo cocinitas.
Sí sí. Nos mola. También nos gustaría hacer una cerveza o un vino. Algo que tenga que ver con la comida y la bebida, que son las dos cosas que incitan al sexo. Esta es nuestra única meta en la vida jajaj! Pero no se puede ser muy evidentes. Otra cosa sería diseñar el itinerario de un puticlub. Pero claro, eso ya sería muy evidente. Pero solo queremos clientes guays. Si va a venir alguien que quiere cambiarlo todo, eso no. No vamos a malgastar el sueño de nuestra vida.
¿Qué estudios dentro del mundo del diseño gráfico tenéis como referentes?
Hay un montón. Hay diseñadores en Italia e ilustradores que nos molan muchísimo, como Francesco Franchi que es el director de arte de la Revista „IL: Intelligence in Lifestyle“. Marco Goran nos parece un fiera… Son personas que hemos llegado a conocer por alguna casualidad en la vida. Es un trabajo muy sugerente el que hacen y son personas muy guays.
Nos mola mucho el trabajo de Puño. Nos gusta sobre todo por su filosofía, su forma de trabajar, es un gurú. Para nosotros es súper importante la filosofía de trabajo más que el producto en sí. Lo que hace Santos Henarejos nos flipa. Porque este tipo en editorial tiene un nivel… Para nosotros Santos es uno de los mejores de editorial en España. Luego si lee esto se va a partir el culo. Pero es súper fino. Miras las retículas y cómo trabaja y se te queda el culo hecho pepsi cola. Puedes poner esto, sí.
¿Qué viajes molones habéis hecho? ¿Qué anécdotas y recuerdos guardáis?
Lo importante de nuestra manera de entender el diseño es que nos consideramos como gitanos. Nos gusta movernos mucho. De hecho tenemos una idea de que en 2017, si la Unión Europea quita el roaming, queremos alquilar una caravana, dejar el estudio y estar un año rodando por Europa haciendo proyectos en distintos países. Aunque lo mismo acabamos hasta el rabo de la caravana. Lo que nos está frenando hasta ahora es el roaming, que cuesta demasiado conectarse. Mientras tanto hemos estado viajando cada año mes. El año pasado ha sido el año que más hemos viajado. Yo (Francesco) me he pasado desde abril hasta octubre que pisaba Madrid solo para ir al aeropuerto e ir a otro lado.
El viaje más largo que hemos hecho ha sido a Asia, que estuvimos en Hong Kong y Tokio dando charlas y conferencias y fue espectacular. Fue loquísimo. Estamos intentando repetir.
Lo de hacer cursos nos hace viajar mucho. Estamos encontrando el equilibrio entre trabajo y viajar. Para mi (Pablo) lo más potente que he visto jamás es Asia. Salir en general ya es la hostia, a donde vayas. Pero Asia realmente es diferente, es como otro planeta y sabes que tú para ellos también lo eres.
También tenemos ideas que no estamos cumpliendo, como viajar cada tres meses, tener una casa en el campo. El año pasado alquilamos una casa con todos los amigos en la sierra, para invocar a los dioses y esas cosas. Queríamos hacerlo más a menudo. Pero al final nos centramos más en viajes de trabajo.
¿Cómo veis el panorama creativo aquí en España?
Espectacular. Si hacemos una comparación con Italia o Francia, es un sector mucho más vivo. En España hay un nivel brutal, súper súper alto, que se puede equiparar con lugares que tenemos idealizados, pero lo que no está preparado es el sector, no aguanta a gente tan buena. Cuesta encontrar a alguien con valor para hacer ciertas cosas. Nosotros tenemos clientes en ambos lados y estamos bien. Tenemos 65% de clientes españoles y el resto extranjeros, antes era al revés. El sector se está desarrollando. También la cantidad de dinero que se está invirtiendo en proyectos de diseño. Yo (Pablo) sí me doy cuenta de que las grandes marcas españolas, su método de trabajo es copiar a las grandes marcas de otros sitios. Y ya te piden que hagas eso en concreto. Tienen miedo a crear cosas.
Hace falta una mentalidad más basada en la experimentación. Realmente España sufre una mentalidad, que si es algo que no viene de fuera, no se puede hacer, no es bueno. En España si tienes un producto que funciona no se cambia hasta que deja de funcionar. Fuera, aunque tengas algo que funcione, se cambia al cabo de un tiempo, porque todo tiene un periodo de caducidad y así el sector se va renovando.